Actualidad Ambiental

DESERTIFICACIÓN Y SEQUÍA, GRANDES AMENAZAS PARA LA HUMANIDAD

Patricia Ramírez Figueroa Directora de Carreras del Área Recursos Naturales

Cada 17 de junio se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, con el objetivo de concienciar a la sociedad sobre un problema medioambiental que afecta a miles de millones de personas en todo el mundo. La desertificación se refiere a la degradación de suelos fértiles, que hace que vayan perdiendo su productividad, debido a factores climáticos o por actividades que desarrolla el hombre y que alteran el ambiente natural.  Sequía y desertificación son fenómenos diferentes, pero que al interactuar juntos se potencian mutuamente.

¿Qué causa la desertificación en Chile?

Las principales causas de este fenómeno son la deforestación y la destrucción de la cubierta vegetal, generadas principalmente por incendios forestales, la agricultura y ganadería intensiva, así como la expansión urbana descontrolada, construcción de carreteras y la reasignación de agua. A todo esto, hay que sumar las consecuencias del cambio climático, principalmente la notoria disminución de precipitaciones en la zona norte y centro de nuestro país, que ha provocado riesgos para la vegetación nativa. Esto ha generado cambios en la composición florística y en la fauna, en que las especies y ejemplares vegetales menos resistentes a la sequía tienden a desaparecer, lo que a su vez causa falta de alimento tanto para las personas como para los animales, provocando serios cambios en la cadena trófica.

¿La desertificación tiene solución?

Es difícil y lento revertir la desertificación, sobre todo si sus niveles son severos. Sin embargo, podemos mencionar algunas soluciones como:

La reforestación es la acción más efectiva: plantar árboles ayuda a reforestar zonas afectadas por incendios o sequías y reducir la contaminación atmosférica mediante un aire más limpio y la absorción de CO2. Además, una vez replantados los árboles, servirán como cimientos del suelo para el crecimiento de la vegetación de menor tamaño.

La mejora de la utilización del agua, tecnificando los riegos o a través del ahorro, la reutilización de las aguas depuradas o el almacenamiento del agua de lluvia.

Crear barreras naturales arbóreas para proteger las tierras de la erosión provocada por el viento (erosión eólica.)

Fertilización del suelo a través de la regeneración de la cubierta vegetal y evitar el uso de fertilizantes artificiales.

Producción sostenible: la idea es estudiar el terreno para conocer qué cultivos son más adecuados e incentivar la rotación de cultivos y el barbecho para que la tierra descanse.

Para finalizar, los invito a poder encontrar el equilibrio entre lo que demandamos y la capacidad de la tierra. Tomemos conciencia y evitemos prácticas que ponen en riesgo el medioambiente.

Por: Patricia Ramírez Figueroa
Directora de Carreras del Área Recursos Naturales

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