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“EL COMBATE NAVAL DE IQUIQUE: 146 AÑOS DE UNA GESTA QUE MARCÓ LA HISTORIA DE CHILE”

El 21 de mayo de 1879, la playa de Iquique fue testigo de un enfrentamiento que trascendería la mera estrategia militar para convertirse en un mito cultural. Aquella mañana, la Corbeta Esmeralda —construida en 1854 en los astilleros británicos— emergió a la vista del imponente Huáscar. A pesar de su casco de madera, su ingenioso sistema de vela auxiliar y su pequeña hélice la situaron en la transición naval entre la era de la vela y la del vapor. Ya veterana de la Guerra hispano-sudamericana de 1865–66, la Esmeralda surcaba ahora aguas definidas por el coraje de sus tripulantes más que por el blindaje de sus costados.

Bajo el mando del capitán Arturo Prat, la corbeta carecía de blindaje y disponía únicamente de cañones ligeros, pero contaba con un valor inquebrantable. A las diez de la mañana, los siete espolones del Huáscar amenazaron su casco; sin embargo, la orden “¡Al abordaje, muchachos!” marcó el inicio de una resistencia que duró cerca de cuatro horas. Prat, con la bandera desplegada sobre el puente de mando, simbolizó un liderazgo forjado en el ejemplo, acompañado por figuras como Juan de Dios Aldea y Ernesto Riquelme, cuyo sacrificio y lealtad se inscribieron para siempre en la memoria colectiva.

Tras el hundimiento, la Esmeralda —hundida pero invicta en espíritu— halló nueva vida en el corazón de la ciudad de Iquique. En 2011, el Museo Corbeta Esmeralda abrió sus puertas con una réplica exacta de la embarcación. Allí, uniformes, cañones y documentos originales se exhiben junto a experiencias interactivas que permiten a escolares y visitantes revivir las voces de aquellos marinos. La recreación audiovisual y las maquetas detalladas convierten el recorrido en un viaje sensorial que trasciende la historia académica.

El relato de la Esmeralda ha sido también fuente de inspiración para artistas y creadores. Óleos de Thomas Somerscales inmortalizan la escena del combate con pinceladas que capturan tanto la ferocidad de la batalla como la nobleza de sus protagonistas. Poetas y escritores han vertido versos en honor a Prat, dotando el episodio de matices emotivos y reflexivos. Cada 21 de mayo, bandas navales interpretan himnos que retumban en la bahía, mientras desfiles y ceremonias reúnen a generaciones de chilenos en un acto de recuerdo y unidad.

La conmemoración se extiende más allá de lo presencial: documentales, animaciones digitales y hashtags como #EsmeraldaIquique acercan la hazaña a públicos de todas las edades. Talleres de narrativa histórica y cómics educativos revitalizan el relato entre estudiantes, mientras fotógrafos exploran ángulos contemporáneos del casco museo, buscando resaltar la relación entre pasado y presente. De este modo, la Corbeta Esmeralda navega viva en la imaginación colectiva, no como un mero episodio bélico, sino como un testimonio de coraje, arte y patrimonio compartido que sigue inspirando a Chile y al mundo.

Imagenes: Oleos de Thomas Somerscales

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