Actualidad Social

POTENCIEMOS EL ROL DE LAS ADULTAS MAYORES

Pía Miranda Carrasco, Docente del Área Ciencias Sociales IP Santo Tomás – Sede Rancagua

Sin lugar a duda, la pandemia por el Covid 19 ha traído consigo una serie de cambios en la forma de vida que habitualmente llevábamos a cabo. A todos nos ha golpeado de diferentes formas, debiendo modificar roles y funciones, produciendo cambios estructurales a nivel cultural y social en nuestras vidas.

Definitivamente, ha sido un desafío el habituarnos y reinventarnos y, en el contexto del Día Internacional de la Mujer, se hace necesario evidenciar el rol que han debido cumplir las mujeres adultas mayores en pandemia. Mujeres que son mayores de 60 años y que por su edad constituyen un grupo especialmente vulnerable frente al virus.

Dicha vulnerabilidad ha potenciado el aislamiento y abandono de muchas mujeres adultas mayores, quienes pertenecen a sectores urbanos y rurales de nuestra Región. Por cuidar su salud y la de su grupo familiar, han debido confinarse y postergarse en sus hogares, lo cual ha generado cambios en la estructura de su vida, debiendo adquirir nuevos roles y funciones. Esto ha generado una dicotomía en torno a privilegiar el cuidado de la salud frente a un posible contagio versus el cuidado de su salud mental. Han debido abandonar actividades habituales, muchas de ellas esenciales para su funcionamiento, como compartir con personas, disfrutar de seres queridos, salir a comprar, participar y vincularse a redes socio-comunitarias e incluso trabajar en forma remunerada.

En síntesis, han perdido autonomía, han perdido libertad, así lo sienten y lo expresan muchas mujeres adultas mayores. Es por este motivo que es necesario que las futuras políticas públicas post pandemia consideren la generación de estrategias vinculadas al restablecimiento de aquellas funciones y roles, potenciando con mayor fuerza un papel activo de la mujer adulta mayor en nuestra sociedad, en donde se retomen y se mantengan los avances adquiridos por este grupo etario, valorando sus capacidades y resignificando su rol.

Para lograr esas necesarias transformaciones es de vital importancia contemplar estrategias vinculadas al tratamiento efectivo de la salud mental. La crisis sanitaria ha significado un acto violento, generando sentimientos como el miedo, preocupación y angustia por parte de las adultas mayores. Es por este motivo que este grupo etario requiere de una pronta y efectiva intervención, la cual no tan sólo está compuesta de las propuestas generadas por el Estado, sino donde estemos incorporados todos como sociedad, replicando actitudes basadas en la comprensión, empatía y gratitud hacia estas valiosas mujeres a quienes, sin duda, les debemos tanto.

Por Pía Miranda Carrasco
Docente del Área Ciencias Sociales
IP Santo Tomás – Sede Rancagua

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