En la Capilla San Benito de Rancagua Norte se celebró con gran solemnidad la Primera Comunión de un grupo de niñas, quienes recibieron por primera vez el sagrado cuerpo y la sangre de Cristo. La ceremonia, llena de fe y compromiso, fue oficiada por el padre Migue Cornejo y contó con la presencia de numerosos padres y familiares, fortaleciendo así los lazos de la Comunidad San Benito.
Las jóvenes, con edades comprendidas entre los 13 y 15 años, habían culminado un proceso de preparación espiritual y catequético, indispensable para recibir este importante sacramento de la Iglesia Católica. La Primera Comunión es considerada un acto de fe que marca el inicio de un camino de compromiso con la vida cristiana; los comulgantes asumen el reto de vivir de acuerdo a los mandamientos de Dios, honrando y manteniendo la comunión alcanzada con Jesucristo.
Esta celebración no solo reafirma la importancia de la eucaristía en la vida del creyente, sino que también invita a las familias y a la comunidad a fortalecer sus vínculos espirituales. Al concluir la ceremonia, cada una de las niñas recibió un pequeño tesoro: el cuerpo y la sangre de Cristo, símbolo del amor divino que deberán cuidar y atesorar a lo largo de su camino de fe.
La celebración de la Primera Comunión es, en esencia, un recordatorio de la llamada a vivir en coherencia con los valores del Evangelio, reafirmando la fe y la esperanza en un mundo que anhela la luz y la guía que solo la fe en Jesucristo puede ofrecer.
