El actual instructor de Tomodachi-Kan de Machalí, Sensei Cristóbal Farías Muñoz, recordó con gratitud y admiración a su maestro, destacando la huella imborrable que dejó en su formación tanto marcial como personal.
“Mi sensei fue un hombre estricto, exigente en cada detalle, pero detrás de esa dureza había un verdadero maestro que supo guiarme con sabiduría y paciencia. Me enseñó que el karate no se limita al tatami, sino que es una forma de vida que se refleja en el respeto, la disciplina y la perseverancia”, expresó Farías.
El instructor enfatizó que las enseñanzas recibidas marcaron un antes y un después en su vida: “Gracias a él aprendí a ser firme, a no rendirme ante las dificultades y a forjar una personalidad que me ha acompañado en la universidad, en mi familia y en cada decisión importante”.
Hoy, en su rol de maestro, transmite esos mismos valores a nuevas generaciones de practicantes, incluyendo a sus propios hijos. “Aunque actualmente pertenezco a la ISKF, siempre lo recordaré con cariño y gratitud, porque su legado vive en cada clase que doy y en cada valor que comparto”, concluyó.
