En el marco de fiestas patrias, acudieron integrantes de la agrupación Renacer de la Costa de Pichilemu, quienes realizaron bailes de cueca a usuarios hospitalizados y al personal de salud de la unidad.
En el Hospital de Pichilemu, las Fiestas Patrias se vivieron con un especial sentido de cercanía y emoción gracias a la visita de la Agrupación Renacer de la Costa. Con música y bailes de cueca, niñas y niños llevaron un pedacito de tradición a los pacientes hospitalizados y al equipo de salud, entregando alegría en medio de la recuperación. Una instancia sencilla pero profundamente significativa, que recordó que la humanización del cuidado también se construye con gestos que acarician el alma.
El Director del Hospital de Pichilemu, Sergio Ortiz, resaltó la jornada por su carácter diverso al día a día, creando así cercanía con quienes más lo necesitan. Además, agradeció al equipo de hospitalizados, “quienes organizaron esta pequeña instancia donde pudimos acercar la música y parte de nuestra tradición de fiestas patrias a quienes por diversos motivos no podrán estar en sus hogares”.
Por su lado, la enfermera del Hospital de Pichilemu, Paz Muñoz, comentó que la actividad tuvo un impacto muy positivo en pacientes y funcionarios, “ya que fomentó el bienestar emocional y un ambiente acogedor, especialmente en quienes no cuentan con apoyo familiar. Estas instancias complementan el tratamiento médico y aportan a la recuperación integral desde un enfoque biopsicosocial”.
Finalmente, Pamela Said, madre de Sofía, miembro de la Agrupación Renacer de la Costa de Pichilemu añadió que “para mi hija fue su primera experiencia en un lugar así y aceptó de inmediato participar. Creemos que es bonito poder compartir con personas que no tienen la oportunidad de vivir estas fiestas y poder llevarles un momento de alegría y compañía”.
Así, la celebración en el Hospital de Pichilemu se transformó en mucho más que un momento cultural: fue un recordatorio de que la salud también se fortalece con el cariño, la compañía y la identidad compartida. Entre pañuelos al aire y sonrisas agradecidas, la cueca se convirtió en un puente de humanidad, acercando a pacientes, familias y funcionarios en torno a la esperanza y el sentido de comunidad que inspiran estas Fiestas Patrias.
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