“La violencia escolar, definitivamente, se está descontrolando, y en este caso puntual, el Ministerio Público debe investigar rápidamente lo ocurrido. Pero al mismo tiempo, es urgente actuar rápido y con medidas de fondo y eficaces, por ejemplo, actualizando los protocolos de convivencia y de seguridad al interior de los establecimientos educacionales.
Dos años en pandemia sin que los alumnos tuviesen clases presenciales ha provocado
trastornos emocionales y sociales muy importantes en los alumnos, y que los están viendo y padeciendo los profesores, auxiliares, directivos y, en definitiva, toda la comunidad escolar.
Tampoco nos olvidemos que, lamentablemente, las actuales autoridades políticas -animadas por el Colegio de Profesores- incluso acusaron constitucionalmente al ex ministro de Educación por instar a la vuelta a clases presenciales y por buscar un retorno gradual, voluntario y seguro. Y ahora que están reconociendo el error fatal de oponerse a esta medida, es necesario que se hagan cargo y provean de todo el apoyo profesional y económico al sistema escolar, para que se intervenga de manera serie los establecimientos educacionales desde un ámbito de la sicología, la emocionalidad y la convivencia de nuestros niños y jóvenes. De lo contrario, terminaremos preguntándonos por qué los apoderados de un establecimiento de Valparaíso decidieron instalar detectores de metales en la entrada al recinto, lo que, sin duda, es una solución parche”.