En sus diecisiete años de funcionamiento, la PAMo ha hecho una eficiente gestión en la reducción de molibdeno y la regulación del pH (nivel de acidez) del agua de sus procesos. La instalación destaca como líder en la industria, al obtener la certificación ISO 50001.
Diecisiete años de funcionamiento cumplió la Planta de Abatimiento de Molibdeno (PAMo), que fue diseñada y construida por la Vicepresidencia de Proyectos (VP) de Codelco, en 2007. Actualmente, opera bajo la administración de la Gerencia de Tranques, Relaves y Recursos Hídricos de la División El Teniente.
Alimentada en forma gravitacional, por lo que su consumo energético es mínimo, la planta trata las aguas claras del Embalse Carén, en la comuna de Alhué, Región Metropolitana, para luego ser descargadas en los esteros Carén y Alhué.
Su proceso juega un papel esencial en la disminución de molibdeno y la regulación del pH (grado de acidez) del agua, garantizando el cumplimiento de la norma de RILes (Residuos Industriales Líquidos). Sólo en 2023, en las instalaciones fueron tratados 24 millones de metros cúbicos de agua.
En la actualidad, la instalación destaca como líder en la industria, al obtener la certificación ISO 50001. Este logro representa un compromiso con la gestión eficiente de la energía y el cumplimiento riguroso de todos los requisitos legislativos y reglamentarios correspondientes.
Andrés Campos, jefe de Operaciones Relaves de El Teniente, detalló que “hace cinco años, en el marco de la eficiencia energética, se certificó no solo el proceso y la empresa prestadora de servicios, sino que también la planta en su conjunto. Nuestras operaciones están sometidas a una constante regulación y vigilancia, internas y externas”.
Germán Sandoval, gerente de Sustentabilidad y Asuntos Externos, destacó que “la Planta de Molibdeno es una innovación. Desde su origen se ha convertido en un aporte absolutamente inédito en la División. Con sus trabajadores y trabajadoras hemos generado un proceso cada vez más seguro y sustentable”.
Eficiencia y seguridad en el proceso
Gracias al compromiso de la cuprífera, la planta PAMo cumple con la normativa descrita en el Decreto Supremo Nº 90 para el molibdeno, que limita la concentración a un máximo de 1,0 ppm (partícula por millón) en el agua descargada y un pH entre 6 y 8,5, en una escala que va de 0 a 14.
Omar Medina, gerente de Tranques, Relaves y Recursos Hídricos, explicó que “la PAMo desempeña un papel fundamental en la cadena del negocio minero. No solo sustenta la extracción de cobre, sino que también genera un valor social y ambiental significativo. El tratamiento de las aguas residuales y el depósito adecuado de los relaves mineros son acciones clave que son muy valoradas por nuestras comunidades locales”.
Con una inversión inicial de US $42 millones (planta original y su ampliación), la PAMo, que mide más de 1,5 hectáreas y procesa 2.500 litros de agua por segundo, se ha convertido en una de las plantas más grandes de su tipo a nivel mundial.
Además, para garantizar una operación segura y eficiente, la planta cuenta con herramientas propias y sistemas de monitoreo en línea desde el Centro Integrado de Operaciones (CIO) de El Teniente, en Rancagua.
Sergio Guzmán, jefe de unidad de Operación Relaves de la División, agregó que “el proceso está sujeto a un monitoreo continuo en línea para asegurar su cumplimiento constante y la calidad del agua. También contamos con un sistema de reportabilidad automática que facilita la entrega de parámetros de calidad del agua a las autoridades”.
Asimismo, tiene un impacto positivo en el desarrollo comunitario al asegurar el cumplimiento de las normas de emisión de aguas que usan las comunidades para actividades agrícolas. Durante los últimos años, se han organizado campañas de difusión y visitas guiadas para que los representantes de la comunidad conozcan más sobre sus instalaciones.