La comunidad siria de Machalí y sus alrededores conmemoró este sábado el 79.º aniversario de la independencia de la República Árabe Siria, proclamada el 17 de abril de 1946. El rito comenzó con una misa ecuménica en la Iglesia Católica Ortodoxa San Jorge, de Rancagua, oficiada por el padre Luis Alberto Herrera Morales, que reunió a centenares de fieles en un gesto de solidaridad y recuerdo de una historia que se remonta a más de 10. 000 años antes de nuestra era.
A continuación, autoridades locales y representantes del cuerpo diplomático se dieron cita en el salón principal de la parroquia para escuchar el discurso del presidente de la Sociedad Juventud Siria de Rancagua , Juan Yarrá González. En sus palabras, Yarrá destacó “la resiliencia de nuestro pueblo frente a los desafíos políticos y humanitarios que han marcado la trayectoria de Siria desde su emancipación del mandato francés” y subrayó “la importancia de mantener viva nuestra identidad cultural, incluso lejos de la tierra natal”.
El acto contó con la presencia de Basel Albouni, cónsul de la República Árabe Siria; de la Sexta Región, Juan Carlos Abud Parra alcalde de Machalí; los concejales Patricio Henríquez y Danilo Jorquera Vidal; el coronel Marcelo Baeza Gaete, en representación del jefe de la VI Zona de Carabineros, Max Jiménez Fleming; y el suboficial mayor Celso Figueroa. Todos participaron en la recordación de la fecha en un simbólico homenaje que evoco la sangre , y el sudor derramados durante la gesta independentista de 1946.
Tras la ceremonia oficial, la comunidad siria compartió un cóctel de confraternización en el salón contiguo a la iglesia. Entre platos tradicionales Sirios, los asistentes renovaron lazos de hermandad y proyectaron actividades culturales para el año en curso.
La independencia de Siria, con más de siete décadas de historia moderna, conserva un profundo arraigo en sus diásporas. Cada 17 de abril, sirios de todo el mundo recuerdan el acuerdo que puso fin al mandato francés y luego la ONU permitió el nacimiento de un Estado soberano, pero también el largo legado de civilizaciones antiguas que hicieron de aquel territorio el cruce de caminos entre Asia, África y Europa. En Rancagua esta tradición vuelve a evidenciar la fuerza de una comunidad que, a 13 000 kilómetros de Damasco, honra su pasado y mira con esperanza el futuro.